La base de todo proceso educativo, la finalidad común a toda enseñanza, es el desarrollo de la capacidad de pensar y reflexionar. En esta cátedra no se trata de “llenar” la memoria con muchos datos o informaciones, sino en la formación práctica de hábitos que permitan lograr individuos que sean capaces de elaborar juicios de valor y ejercer adecuadamente sus derechos y deberes de ciudadanos responsables como buenos comunicadores sociales.
Las capacidades necesitan mayor tiempo de aprendizaje y requieren cierto grado de práctica, pero una vez adquiridas, cuando con el tiempo todo se olvida, lo que permanece en el
pensamiento son los hábitos mentales y no los conocimientos.
Escúchense!
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